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Somos mujeres para quienes la búsqueda del contacto con lo divino es primordial. Desde siempre y en todas las culturas, muchas personas han ido a la búsqueda de lo divino y han habido visionarios para orientar/abrir/mostrar el cámino. Para Bouddha lo importante era apartarse de lo material, para Moíses era la obediencia y para Mahomet, lo más importante, era la sumisión. Jesús de Nazaret, él, nos invita a optar por el amor, como camino más seguro para llegar a Dios. |
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Para nosotras, Hermanas de la Providencia, la vida religiosa es un camino de vida elegido por mujeres, de varios países, que se sienten llamadas por Dios a amar como Jesús lo hizo. Considerar con seriedad el hombre que fue Jesús, su camino/vía y su mensaje (o la vía y el mensaje que propuso), es lo que nos motiva y constituye la razón de ser de nuestra existencia. Atraídas a Cristo por su Espíritu, intentamos (tratamos de) vivir nuestra vida según el Evangelio de Jesucristo.
Toda nuestra vida y nuestro ser están dedicados al servicio de Dios. Esto lo logramos dedicándonos a Dios por medio de votos, viviendo con otras mujeres que comparten el mismo ideal y siendo el corazón, las manos, los pies y el rostro del amor de Dios hacia los pobres, sin hacer diferencia de raza, de nacionalidad, de edad o de religión.
Dentro de la Iglesia Católica, no somos monjas de clausura sino una Congregación Religiosa Apostólica. Tal como deseado por San Vicente de Paul para las Hijas de la Caridad consagradas a los pobres, "nuestro claustro son las calles de la ciudad o las salas (los cuartos) de los hospitales, nuestras rejas son la obediencia, nuestras rejillas son el temor de Dios y nuestro velo (o manto) es la santa modestia." |