El espíritu comunitario es un elemento fundamental en la vida de las Hermanas de la Providencia. Es por él que se crean lazos, los cuales hacen que nos guste juntarnos para compartir, no tan sólo nuestras obligaciones y tareas de todos los días, sino también nuestras alegrías, dificultades, ministerios, opiniones sobre lo que ocurre en la sociedad o sobre cualquier otro tema que haga que la vida sea interesante y enriquecedora. Para poder dar lo mejor de nosotras y para permanecer en nuestros compromisos, es necesario amar y ser amadas, e inclusos a veces, ser perdonadas.
Para mantener el equilibrio (emocional/una buena salud general), nos damos tiempos para orar, para hacer silencio, para leer, para festejar, para pasarlo bien, para descansar y para tomar vacaciones anuales.